No se nos ocurrió mejor título para la entrada inaugural de este blog, que pretende ser un espacio plural, exento de sectarismos, donde todos los graduados, docentes y estudiantes de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata tengan la posibilidad de hacer conocer su opinión, informarse y asentir o disentir por medio de la comunión que pretende nuestro espacio. Consideramos entonces que éste debe servir, no sólo para conocernos e interactuar, sino también como una herramienta más para llevar a buen puerto nuestra lucha por históricas reivindicaciones postergadas. No obstante, pretendemos reconocer nuestros errores, aprender de la opinión de los graduados que -por algún motivo u otro- no participan y quieren hacerlo, quieren que su voz sea escuchada y no sólo ser convocados “a cumplir” electoralmente por afinidades personales.
A más de dos años de que entre todos lográramos “un resonante triunfo electoral” que nos catapultó a formar parte del co-gobierno de la facultad reconocemos, quienes participamos de aquella experiencia, que cometimos muchos errores. Fundamentalmente que no logramos acercarnos a quienes nos ofrecieron su voto por considerar que podíamos configurar una opción distinta. Sin bien lo intentamos, no pudimos ni supimos transvasar las fronteras de la propia facultad, caímos en la antigua tradición de un claustro al que le cuesta encontrar puntos de contactos con la gran mayoría de los graduados que día a día trabajan en el nivel medio y reclaman (con sobrados motivos) que la facultad los convoque, plantee sus necesidades, revea sus prácticas y políticas. Con todo, nuestro paso (en todos los órganos de co- gobierno de la Facultad y la Universidad en los que tuvimos presencia) nos dejó un tanto disconformes. Como consecuencia de éstos y otros factores, una vez más, buena parte del poder político de la Facultad de Humanidades ha quedado en mano de los obsecuentes de siempre, de quienes no quieren que nada cambie, de los incapaces de darse una política autónoma.
El resultado de esto ha quedado sin duda a la vista de todos. El reciente conflicto en torno a la carrera de Sociología es una prueba de ello. Los consejeros graduados electos por la lista Juntos por Humanidades mostraron rápidamente no estar a la altura de las circunstancias. No sólo olvidaron defender sus propios postulados electorales. Además, y lo que es peor, le dieron la espalda al resto de sus representados. Los consejeros graduados (GONZÁLEZ CARELA, María Inés, SIMONASI, Diana, IRIARTE, Luis Ignacio,PEDETTA, Marcelo) junto con el graduado devenido en Secretario de Extensión (el ex diputado aliancista José “Moco” Román), acompañaron porfiada y acríticamente los mandatos y torpezas políticas de un oficialismo docente abocado de lleno a destruir la nueva carrera o bien apropiársela como botín de guerra para futuros repartos. Igualmente, la tenaz resistencia de los estudiantes de sociología acompañada por el Centro de Estudiantes de nuestra facultad, pudo frenar el desatino de quienes, bajo la pública e infeliz excusa de que podía modificarse el equilibrio electoral de la facultad si se sumaban nuevos docentes con plenos derechos, pretendían hacer caso omiso con todos los compromisos firmados para la reapertura de la carrera cerrada por la última dictadura militar.
La genuflexión de nuestros representantes graduados puso en evidencia que nada que no sea “seguidismo” se puede esperar de ellos. Apostaron a no escuchar las propuestas de quienes pretendían solamente retomar sus estudios, quisieron suspender toda garantía de “mínima competencia” para cubrir los cargos docentes futuros, e incluso pretendieron arremeter contra quienes ya habían cubierto los cargos docentes del primer año de la carrera de sociología. Lo absurdo del caso es que luego de que la Universidad los intimara al diálogo entre partes para poder “negociar” de una vez, e reiniciar así el normal funcionamiento de la Facultad de Humanidades, no hicieron otra cosa que agachar la cabeza y asumir la derrota sin negociación, sin discursos, ni proclamas. De lo único que no se vuelve es del ridículo decían los más comedidos; otros, subrepticiamente, no entendían cómo no han sido presentadas todavía las renuncias respectivas al Honorable Consejo Académico.
En este marco nuestra propuesta es, ante todo, construir un espacio plural: las metas electorales no agotan nuestra lucha. Proponemos, sumar voluntades, esfuerzos y distintas experiencias en la búsqueda incesante de la defensa de nuestros derechos dentro y fuera de la universidad, que contribuya, además, a establecer un nexo duradero entre pares de los distintos niveles que posibilite hacer oír nuestros reclamos con mayor fuerza, y de una vez por todas unir las voces de quienes quieren dar un paso adelante.
A más de dos años de que entre todos lográramos “un resonante triunfo electoral” que nos catapultó a formar parte del co-gobierno de la facultad reconocemos, quienes participamos de aquella experiencia, que cometimos muchos errores. Fundamentalmente que no logramos acercarnos a quienes nos ofrecieron su voto por considerar que podíamos configurar una opción distinta. Sin bien lo intentamos, no pudimos ni supimos transvasar las fronteras de la propia facultad, caímos en la antigua tradición de un claustro al que le cuesta encontrar puntos de contactos con la gran mayoría de los graduados que día a día trabajan en el nivel medio y reclaman (con sobrados motivos) que la facultad los convoque, plantee sus necesidades, revea sus prácticas y políticas. Con todo, nuestro paso (en todos los órganos de co- gobierno de la Facultad y la Universidad en los que tuvimos presencia) nos dejó un tanto disconformes. Como consecuencia de éstos y otros factores, una vez más, buena parte del poder político de la Facultad de Humanidades ha quedado en mano de los obsecuentes de siempre, de quienes no quieren que nada cambie, de los incapaces de darse una política autónoma.
El resultado de esto ha quedado sin duda a la vista de todos. El reciente conflicto en torno a la carrera de Sociología es una prueba de ello. Los consejeros graduados electos por la lista Juntos por Humanidades mostraron rápidamente no estar a la altura de las circunstancias. No sólo olvidaron defender sus propios postulados electorales. Además, y lo que es peor, le dieron la espalda al resto de sus representados. Los consejeros graduados (GONZÁLEZ CARELA, María Inés, SIMONASI, Diana, IRIARTE, Luis Ignacio,PEDETTA, Marcelo) junto con el graduado devenido en Secretario de Extensión (el ex diputado aliancista José “Moco” Román), acompañaron porfiada y acríticamente los mandatos y torpezas políticas de un oficialismo docente abocado de lleno a destruir la nueva carrera o bien apropiársela como botín de guerra para futuros repartos. Igualmente, la tenaz resistencia de los estudiantes de sociología acompañada por el Centro de Estudiantes de nuestra facultad, pudo frenar el desatino de quienes, bajo la pública e infeliz excusa de que podía modificarse el equilibrio electoral de la facultad si se sumaban nuevos docentes con plenos derechos, pretendían hacer caso omiso con todos los compromisos firmados para la reapertura de la carrera cerrada por la última dictadura militar.
La genuflexión de nuestros representantes graduados puso en evidencia que nada que no sea “seguidismo” se puede esperar de ellos. Apostaron a no escuchar las propuestas de quienes pretendían solamente retomar sus estudios, quisieron suspender toda garantía de “mínima competencia” para cubrir los cargos docentes futuros, e incluso pretendieron arremeter contra quienes ya habían cubierto los cargos docentes del primer año de la carrera de sociología. Lo absurdo del caso es que luego de que la Universidad los intimara al diálogo entre partes para poder “negociar” de una vez, e reiniciar así el normal funcionamiento de la Facultad de Humanidades, no hicieron otra cosa que agachar la cabeza y asumir la derrota sin negociación, sin discursos, ni proclamas. De lo único que no se vuelve es del ridículo decían los más comedidos; otros, subrepticiamente, no entendían cómo no han sido presentadas todavía las renuncias respectivas al Honorable Consejo Académico.
En este marco nuestra propuesta es, ante todo, construir un espacio plural: las metas electorales no agotan nuestra lucha. Proponemos, sumar voluntades, esfuerzos y distintas experiencias en la búsqueda incesante de la defensa de nuestros derechos dentro y fuera de la universidad, que contribuya, además, a establecer un nexo duradero entre pares de los distintos niveles que posibilite hacer oír nuestros reclamos con mayor fuerza, y de una vez por todas unir las voces de quienes quieren dar un paso adelante.
Frente de Graduados 20 de Diciembre - Universidad Popular
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